15 may 2016

Eurovisión 2016



Sorpresa había sido el año pasado
Este año lo medí especialmente. Vi las semis, escuché todas las canciones y leí con atención todos los pormenores (tanto los musicales como los políticos)

Nuevamente amparados en sonidos conocidos y cada vez mas alejados de los idiomas originales de cada país concursante. En las últimas dos ediciones no hubo espacio para números estrafalarios (aunque sí algunos estaban mas cerca del Cirque Du Soleil) y mucho menos autóctonos: salvo un tramo de la canción de Francia y la participante de Macedonia , el resto (incluyendo a España por primera vez en 60 años) optaron por cantar en inglés

Eso genera momentos poco felices como las pronunciaciones precarias de los representantes de San Marino (un Leonard Cohen de ascendencia turca), de Estonia y hasta la pueril letra del ruso Sergei Lazarev, que parece sacada de un traductor de Google
  
Por eso, esta semana y sin transmisión via cable a América Latina la opción fue seguirlo a través de la web oficial

Después de 60 años de votación inalterable, a los organizadores se les ocurrió agregar suspenso dándole el poder de definir al voto de la audiencia, casi emulando nuestro ShowMatch vérnaculo

 Ese giro terminó sacándole el título a la representante de Australia (Australia en Eurovision? Sí, los invitaron por segundo año consecutivo) que con una poderosa power ballad y una gran performance había sido la ganadora al final del repaso por cada uno de los 44 paises (cada país otorga 12 puntos al mas votado y luego en decreciente 10-8-7 y hasta llegar a 1)

Esa votación , la original, le daba la victoria a Dami In, nacida en Corea, con más de 100 puntos de ventaja. Pero luego el televoto hizo estragos dando vuelta toda la tabla, al punto tal de que Polonia, quien había salido último con 7 puntos, con el ayudín del teléfono terminó ingresando al Top 10

Y le dio el triunfo a Ukrania, con una canción que increíblemente pasó el filtro de la censura política (si señora, Europa es así, puede censurar una letra por un contenido político inconveniente pero al mismo tiempo abre el show del sábado con un “musical sobre los refugiados”). Censura que le valió un tirón de orejas a la participante de Armenia, por mostrar en semifinales la bandera de una región separatista

Lo cierto es que la letra estaba dedicada a los tártaros de Crimea, que sufrieron deportaciones masivas en "1944" (tal el título de la canción) por orden del estalinismo. La actuación, casi al borde del llanto y con alta dosis de afectación por parte de la ucraniana Jamala, no hizo mas que profundizar el disgusto de la comitiva rusa (además de aquel hecho histórico, recordemos el clima de tensión que vive la región por los avances de Vladimir Putin en territorio ucraniano en los últimos dos años) 

El final dejó un gusto agridulce. El Top 5 elegido por los jurados representaba mejor lo visto en el escenario: Australia, Ukrania, Francia, Malta con Rusia y Bélgica compartiendo el quinto lugar

En el televoto, la ucraniana tampoco ganó, fue segunda, pero la combinación de ambos le dieron la corona


Como en un Mundial, lo que se teje por atrás es tan o mas importante que lo que ocurre en escena/cancha. Y para los europeos, Eurovisión es su Mundial de Música . Un Mundial que políticamente empieza a jugarse fuera de sus fronteras : asi como ingresó Australia el año pasado, esta edición  fue la primera vez que pudo verse en directo en Estados Unidos, con intervalo de Justin Timberlake como invitado incluido

Mientras tanto, en Argentina, un nuevo ShowMatch comienza….






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